ÉXODO 159

EDITORIAL 4 “Si del dicho al hecho, va un trecho”, ¿qué decir de los derechos ciudadanos y su apli- cación? Derechos reconocidos pomposa- mente por la Constitución española son la vivienda o el trabajo, pero no pueden ser reclamados ante la administración de la justicia porque no son fundamentales. ¡Cuánto trecho habrá que recorrer para que el gobierno de turno los haga asequi- bles! Quizá pudiera haber más suerte con los Derechos Humanos, inspiradores de la propia Constitución. Pero, ¿dónde queda el reconocimiento y respeto a la dignidad de todas las personas (sea cual sea su género, orientación sexual, religión, capacidad y forma de pensar) o el derecho reconocido a migrar para establecerse en otro país? Tampoco se observa su cumplimiento, así como la posibilidad de solicitar asilo tan denegada ante las alambradas vergonzan- tes en la frontera polaca y bielorrusa. Y, sin irse tan lejos, ¿cómo valorar los muros, cada vez más altos y peligrosos entre Es- paña y Marruecos y las devoluciones en ca- liente de adultos migrantes por el Tarajal? ¡Menos mal que la devolución de menores, por insistencia de las ONGs, ha logrado pa- rarse al implicar a la administración de la justicia española! Y, ¿quizá se ha topado con la iglesia? ¿Cómo afrontar la posición de rapiña epis- copal, manifestada durante décadas y aus- piciada por los gobiernos de turno, en el proceso de inmatriculación de bienes his- tórico-culturales? ¿Hasta cuándo vamos a seguir esperando una comisión indepen- diente, exigida por la propia jerarquía ecle- siástica como en otros países, para develar y reparar el daño infringido por el personal de Iglesia en tantos casos de pederastia? La JUSTICIA con mayúsculas es un ideal y la aplicación de la misma debe también acercarse al mismo. Pero nunca lo será con estos niveles de politización de la justicia y de judicialización de la política. Cada poder un su lugar y, sobre ellos, los DD. HH. ¡Qué lejos queda aquello de poner en el centro de la vida el interés de los más débiles! No somos pesimistas ni queremos sembrar desazón en nuestros lectores. La trayec- toria de Éxodo que, desde su origen, sabe mucho de superación liberadora de tantos faraones e ídolos a la largo del desierto, no nos lo permitiría. Escuchamos el clamor y la aspiración de nuestro pueblo a una jus- ticia digna. Y conocemos también a tantas y tantos profesionales que, en este cam- po de la justicia, frente a jueces banales y corruptos, han practicado justamente el Derecho y la Justicia (con mayúsculas). A estas personas, con los ojos abiertos y de reconocido prestigio, le hemos pedido ayuda para ver con claridad el embrollo de la articulación de justicia en España hoy y propuestas que la conviertan en servicio al pueblo, como es su función.

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