ÉXODO 144

E E N el cincuenta aniversario del denominado ‘Mayo francés’ se están publicando múlti- ples análisis sobre el sentido del mismo. En casi todos se evidencia que no se trata solo del Mayo francés, aunque éste haya quedado como icono, sino de múltiples acontecimientos que su- cedieron en torno a esos años, antes y después del 68, y en diversos lugares tanto del oeste eu- ropeo (Berlín, Turín) como del este (Yugoslavia), de uno y otro lado del atlántico (Berkeley y Was- hington, marchas contra la guerra del Vietnam; México, Medellín o China y Japón. Las personas colaboradoras en este número 144 de ÉXODO, perspicazmente señalan que no hubo siquiera un Mayo del 68 en París, sino dos o tres: el estudian- til y obrero más el germen del movimiento femi- nista de la ‘segunda ola’; que no se trata sólo del Mayo francés, sino del contexto social global en que se cierra el ciclo del Estado liberal burgués y da lugar a un mayo en los países centrales y otro en los de la periferia (procesos de descoloniza- ción), que se retroalimentaron (protestas en EEUU por la guerra en Vietnam, en Francia por la de Argelia, etc.). Junto a estos acontecimientos sobresalen también los ecos del Vaticano II, que alentaron la teología de la liberación en América Latina (Medellín, 1968) y el surgimiento de las co- munidades cristianas de base. Pero del mismo modo que no hubo uno, sino múl- tiples mayos, a los acontecimientos de emergen- cia social les siguieron también múltiples resis- tencias, autoritarias unas (contra las reformas de N. Kruchev en la URSS; la reacción conservadora hacia el ‘invierno eclesial’, etc.), y seductoras otras (el capitalismo de consumo y la sociedad del espectáculo), dando lugar al largo ciclo actual del denominado ‘neo-liberalismo’ o globalización. (Porque, tal como expone A. Ortí en la Entrevista, el Mayo francés supuso la ‘histéresis’ del modelo del Estado liberal burgués, como punto álgido en que comienza su declive, pero que fue recuperado tras la emergencia del 68’ en el ciclo neo-liberal bajo la forma del capitalismo de consumo). La situación en España se debatía entre el terror y la pandereta. El 68’ fue el año en que se preten- dió jugar en Eurovisión la pre-articulación del es- tado de las autonomías con la negativa de Serrat a cantar en castellano el “la-la-la”, mientras que, al tiempo, Raimon llenaba el Paraninfo de la Uni- versidad Complutense cantando “Al vent”, y reu- niendo a toda la oposición al franquismo. Y tam- bién fue el inicio de los años de plomo en que ETA asesinó al primer guardia civil de tráfico, José An- tonio Pardines, y del primer etarra muerto por la policía, Txabi Etxebarrieta. Llegados aquí podemos plantear, ¿deseo del 68’? El estallido del Mayo francés supuso el impulso de la ‘cultura de la protesta’, sobre todo la juvenil que emergió con voz propia, pero también dejó un reguero de transformaciones en las prácticas so- ciales y en las mentalidades que han ido fructifi- cando años más tarde. Sin embargo, no hay por- qué ceder a la nostalgia, dado que la reacción sigue activa. Muchas veces, cuando las emergen- cias históricas han intentando saltar hacia adelan- te después de una cerrazón conservadora, se ha EDITORIAL Los “mayos del 68”, emergencias y reacción

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