ÉXODO 162-163

EDITORIAL Gracias a ti N O queremos comenzar este núme- ro especial con un editorial, sino en modo epistolar con el que comparti- mos este momento crucial de Éxodo. Cuando en 1989 editamos el número 0 no podíamos imaginar que llegaríamos hasta aquí: 163 números, infinidad de artículos, perfiles, reseñas, acciones, etc. Y menos aún que el proyecto vaya a continuar dan- do un salto cualitativo en 2023, dejando de editar la revista en papel y haciéndolo, si fuera posible, solo en digital. ¿Nostalgia? ¿Vértigo? ¿Orgullo? ¿Esperanza? No hay un poco de cada cosa, hay mucho de todo. En nuestro acento crítico, tendemos a ser muy duros con nuestro trabajo y con no- sotros mismos. Parecemos tener como modelo a Sísifo y su piedra, más que a Je- sús de Nazaret y su Pascua. Esta exigen- cia, además de árida emocionalmente, no es del todo veraz en su análisis. Sin duda, hemos cometido muchos errores (de pen- samiento, palabra, obra, omisión…), pero también hay que ser compasivos. Pode- mos estar contentos con todo lo hecho. Sin duda, son malos tiempos: guerra en el corazón de Europa, futuro de la Tierra en riesgo, crisis económica, civilizatoria, etc. Pero, ¿cuándo no han sido malos tiempos? Lo incuestionable es que este momento no es peor que otros, por mucho que siga habiendo vergonzantes lacras. Mirando en perspectiva estos más de treinta años, la conciencia ecologista, feminista, intercultu- ral, etc., han supuesto un auténtico salto. Y en este largo camino, de un modo u otro, Éxodo ha sumado hacia esos logros his- tóricos. No es pretencioso afirmar que su aportación (desde el número de lectores, y la diversidad y calidad de los contenidos), ha sido significativa en nuestro modesto ámbito social y eclesial. Hemos sido, y queremos seguir siendo, pen- samiento y expresión críticos en perspectiva social y cristiana. Por eso podemos caminar de la mano de la Fe y de la Razón. Nos inspi- ra ese loco de Nazaret que sigue resonando en nuestra conciencia y nuestro corazón, sin dejar de investigar y dejarnos interpelar por el pensamiento actual. No podemos quedarnos complacientes aquí, ni queremos silenciar esta voz que, aunque humilde, es profética. Queda mu- cho por reflexionar, denunciar, construir. Sigue habiendo millones de pobres. Y un dolor existencial profundo. Hacen falta pan y palabra. Y seguimos evangélicamen- te inspirados en algo que nos lleva a más. Por eso queremos continuar. Os digo que si éstos callan gritarán las piedras. Lucas 19, 40 Ya iguales en dignidad y pudiendo expre- sarnos libremente, ha llegado el momen- to de no ser espectadores sino actores muy implicados. Deber de memoria y de participación. Delito de silencio. Federico

RkJQdWJsaXNoZXIy ODE4NjI=