EXODO 156

que tienen hambre y sed de justicia. Contra la agenda del imperio, la agen- da del Reino”. Predicó el Reino de Dios en lucha contra el Imperio y cri- ticó a la Iglesia “cuando no coincide con el Reino”. PADRES Y MADRES DE LA IGLESIA LATINOAMERICANA Casaldáliga siguió la senda de los obis- pos que José Comblin llama “Padres de la Iglesia de América Latina”, que pusieron en práctica el Pacto de las Catacumbas firmado por cuarenta obispos en la catacumba de Santa Do- mitila de Roma en noviembre de 1965 durante la cuarta sesión del Concilio Vaticano II, al que luego se adhirieron más de quinientos. Optaron por una Iglesia pobre y de los pobres, denun- ciaron las dictaduras, fueron perse- guidos, pusieron en riesgo sus vidas y algunos fueron asesinados convir- tiéndose en mártires, como monseñor Romero, José Gerardi, Angelelli… Fue- ron sometidos a procesos judiciales, vigilancia policial, investigaciones in- quisitoriales por parte de las Congre- gaciones del Vaticano, sufrieron con- denas e incluso fueron destituidos de sus funciones episcopales. Al final del libro me pregunto si ha habido y sigue habiendo “Madres de la Iglesia de Amerindia”, y respondo afirmativamente, si bien no son reco- nocidas como tales. La falta de reco- nocimiento es la mejor prueba de la pervivencia del patriarcado incluso en el cristianismo liberador. “MIS CAUSAS SON MÁS IMPORTANTES QUE MI VIDA” Pedro Casaldáliga afirmó en reiteradas ocasiones: “Mis que sus causas son más importantes que mi vida”. Y así fue. En el libro dedico un capítulo ex- tenso a dichas causas entre las que • La causa de la Tierra, considerada sagrada por las comunidades indí- genas, sujeto de derechos y no ve- nal. • La causa del diálogo interreligioso, intercultural, e interétnico. No im- puso su fe, ni afirmó que la religión cristiana fuera la única verdadera, sino que respetó y compartió las cosmovisiones, espiritualidades y sabidurías de las comunidades ori- ginarias, dialogó con ellas sin arro- gancia ni complejo de superioridad y sin establecer jerarquías, al tiem- po que reconoció a sus deidades. • La causa de los mártires, empe- zando por el protomártir del cris- tianismo Jesús de Nazaret y si- guiendo por el padre Joâo Bosco, asesinado en su presencia por la policía, monseñor Romero, arzo- bispo profético de San Salvador, a quien declaró santo en el memo- rable poema “San Romero de Amé- rica, Pastor y Mártir Nuestro”, y por el martirio colectivo de los “in- dios crucificados”, sobre el que es- cribió un dramático y denunciante artículo en la Revista Internacional de Teología Concilium en 1983. Casaldáliga es uno de los símbolos más luminosos del cristianismo libe- rador en pleno auge de los movimien- tos religiosos fundamentalistas que están cambiando el mapa religioso de América Latina. Se ha convertido en faro iluminador en la oscuridad del presente y en pleno protagonismo de la extrema derecha política a nivel lo- cal y global, que está cambiando el mapa político y constituye una ame- naza para la democracia. Ignacio Ellacuría dijo: “Con Monseñor Romero Dios pasó por El Salvador”. Yo me atrevo a afirmar: “Con Pedro Casaldáliga, ‘el Dios de todos los nom- bres’ pasó por Brasil”. destaco cinco que considero las más importantes: • La causa de las comunidades afro- descendientes, indígenas y campe- sinas, sometidas al colonialismo, ra- cismo y capitalismo salvaje. Su Misa de la Tierra Sin Males es la mejor expresión de su solidaridad e iden- tificación con los pueblos indígenas. Su Misa de los Quilombos constituye el mejor reconocimiento de la dig- nidad de los pueblos afrodescen- dientes sometidos a esclavitud desde siglos y todavía hoy, de la defensa de su identidad cultural y religiosa y de sus territorios. • La causa de las mujeres discrimi- nadas por ser mujeres, por ser po- bres, por pertenecer a las clases populares, culturas y etnias origi- narias, despreciadas y sometidas a violencia por el patriarcado po- lítico y religioso hasta llegar a los feminicidios, y por practicar espi- ritualidades y religiones que no se corresponden con las llamadas “grandes religiones”. Hizo suya la causa de las mujeres campesinas, indígenas, negras, prostitutas, cuya marginación social denunció. 90 ACTUALIDAD LIBROS

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