ÉXODO 153

parecen ya un anuncio suficiente de este retorno. Sorprendente. La llegada al poder de populistas como Bolsonaro en Brasil o de Trump en EE. UU de la mano de estas llama- das “Iglesias electrónicas” no será más que su lógica consecuencia. Se vuelve a repetir la unión entre el trono y el altar, fórmula ya su- perada por la modernidad. Lo pa- radójico es que, en este contexto de secularidad, se vuelva a unas formas de religión alienante y fer- vorosamente individualista, a la mi- tología y la magia, al “opio del pue- blo”. Contra todo esto surgió, al final del Vaticano II, el “Pacto de las Catacumbas” y la opción por los pobres, posteriormente desple- gado en la Teología de la Libera- ción. INTENSA BÚSQUEDA DE SENTIDO Ante este retorno banal y hasta vergonzante de unas formas reli- giosas vueltas al pasado, sin pro- puesta profética ni utopía, y ante un sistema inmanente y sin trans- cendencia, cerrado en la materia- lidad de la vida, muchos especia- listas están descubriendo ya una “intensa búsqueda de sentido” más allá de la acumulación y el consu- mo. ¿Una “espiritualidad? Se cons- tata que, desde el cansancio de una vida sin más valores que la economía, está aflorando, con di- ficultad, un nuevo comienzo, “un tiempo eje”, similar a aquel del siglo VIII antes de nuestra era –calificado por el filósofo Karl Jasper como “tiempo Axial”–, donde se dio si- multáneamente en muchos lugares del planeta, una verdadera explo- nómeno ha acabado vaciando los templos y sumiendo, a su vez, en el “indiferentismo religioso” y va- ciamiento de espíritu a gran parte de la humanidad. ¿Se trata de una crisis de las for- mas institucionales –más superfi- ciales– de las religiones, o, más al fondo, la crisis afecta al propio fac- tor religioso, lo que, más allá de la sociología, afectaría a sus mismas raíces antropológicas y filosóficas? Sea cual sea la respuesta a esta cuestión, lo cierto es que, agotado el espíritu religioso, el vacío se ha venido llenando con las apetencias materiales y más primitivas del ser humano, convertido en “homo” fundamentalmente “oeconomicus”, para el que la acumulación y el consumo representan la máxima aspiración. Un ser humano some- tido al imperio del comercio y de- finido mayormente por el dinero, rodeado de una plétora de cosas materiales que acaban ahogándole el espíritu. En un paisaje, así dibu- jado, se entiende mejor el grito de Bergson reclamando “un suple- mento de alma”. LA VUELTA DE LAS RELIGIONES Lo sorprendente y paradójico es que, en este ambiente secularizado, estén volviendo las religiones. Esto es lo paradójico. Ya a fínales del pasado siglo se había anunciado su retorno, interpretándolo como “la revancha de Dios”. Y la crecien- te expansión del pentecostalismo protestante en América y la atrac- ción del carismatismo católico en las últimas décadas –llegando hasta los umbrales del mismo Vaticano– sión del espíritu en todos los ám- bitos del saber y de la creatividad humana. No sé si este fenómeno es ya una incipiente respuesta a ese “suple- mento de alma” que reclamaba con insistencia Bergson. La verdad es que se orienta a apuntalar eso que es patrimonio de toda la es- pecie humana y que a todos nos une radicalmente desde nuestras enormes diferencias. ¿Se trata de eso que hemos llamado “espiritua- lidad”? “ESA COSA QUE NO TIENE NOMBRE” No tenemos aún acuñada esa pa- labra que lo identifique a gusto de todo el mundo, pero, quizás, a eso se estaba refiriendo Saramago en el “Ensayo sobre la ceguera” –tan de nuestros días por el coronavi- rus– cuando afirma rotundamente que “hay en nosotros una cosa que no tienen nombre, esa cosa es lo que somos”. Y “esa cosa que no tiene nombre”, es ecuménica, eco- lógica, laica, es holística, es del ser humano. Es dato y es patrimonio común, en nada opuesto a la reli- gión, pero previo a cualquier forma religiosa y posterior a toda religión. “Eso que somos nosotros”, tan pro- fundamente humano, que nos so- lidariza y “projimiza” con todas las formas de vida, que nos enraíza en la tierra... a “eso sin nombre” nos referimos cuando hablamos de “espiritualidad”. 72 ACTUALIDAD

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