ÉXODO 153

de toda su historia. Su vida y su fe en Dios la viven en íntima re- lación con la naturaleza, especial- mente sus bosques y sus ríos. Las comunidades indígenas se fue- ron informando de todo. Por de- fender ese río y a sus comunida- des, los empresarios asociados con militares y políticos, diseñaron e implementaron el plan que culminó con el asesinato de la dirigente in- dígena y popular Berta Cáceres, el día 2 de marzo de 2016. Nada pudo alegrar más a estos dirigentes de fe y de vida que la presencia de sacerdotes o reli- giosos que animaran sus vidas y sus luchas mientras tenían to- mada la carretera. Y nada les do- lió más que algunas críticas o re- chazos que tuvieron por parte de algún sector de la jerarquía católica. Todos esos asuntos de si hay ma- nipulación, de si la iglesia debe o no meterse en asuntos ambien- tales o defensa de derechos hu- manos, no eran asuntos que exis- tieran entre las comunidades lencas que se apostaban en la ca- rretera para vigilar que ninguna de la maquinaria destructora de su río pudiera cruzar la línea de- fendida con todo su fervor. Dios no está lejos de su pueblo, está entre su pueblo, no tenemos que ir a otro lado a buscarlo, está en- tre el pueblo y es dentro de las realidades humanas en donde he- mos de descubrir sus presencia salvadora. mo la no creyente finalmente coincidan en valores de solidari- dad, humanismo, justicia y paz y sus luchas, se encuentren y se complementen. La autenticidad y la mística de quienes se comprometen a fondo con la liberación de las víctimas, acostan distancias, y rompen pre- juicios entre quienes se sienten motivados desde su fe cristiana, y quienes se sienten motivados desde su ética. 4. FE Y VIDA DESDE COMUNIDADES LENCAS HONDUREÑAS Varias comunidades lencas del norte del departamento de Inti- bucá, en el occidente de Hondu- ras, se plantaron unos años atrás, por varias semanas y meses, en el cruce de una carretera, cavaron amplias fosas para impedir el paso de las maquinarias de una em- presa vinculada a un capital muy poderoso internacional con sus socios internos. La iniciativa la había tomado el Comité Cívico de Organizaciones Populares e Indí- genas de Honduras –COPINH– ba- jo el liderazgo indiscutible de Ber- ta Cáceres. Cuando se les preguntó qué pre- tendían con la toma de la carre- tera en esas profundidades de la montaña, no dudaron nunca en decir que protegen su río y sus bienes de las amenazas del ex- traño, que no permitirán que se roben lo que les ha dado vida y que es fuente de su fe a lo largo La decisión de estas comunidades de apostarse por varias semanas es un ejemplo que puede irradiar en muchas otras comunidades. Es un símbolo de defensa de la vida, tanto local como nacional. Es cierto que a estas comunidades en lucha no violenta activa les ocu- rre que mucha gente no cree en ellas porque son comunidades hu- mildes, indígenas y pobres. Esta- mos acostumbrados a que los lí- deres y palabras que impactan provengan de personas y grupos profesionales y que ya tienen un discurso muy bien organizado. Y ocurre lo que siempre pasa cuando no se cree en la gente pobre: dicen que están siendo manipuladas por otras personas y grupos interesa- dos en crear el desorden y la ines- tabilidad en el país. De acuerdo a nuestra fe cristiana, la esperanza brota desde los hu- mildes de la tierra. Para la Iglesia y la sociedad, esta acción de estas comunidades lencas es una opor- tunidad para que nos desperte- mos a la escucha de la voz de los pobres, y que nos reencontremos con esas esperanzas que sin duda renuevan nuestra fe en el Señor que hace sentir su paso liberador en donde se defiende la vida y la naturaleza. 5. LA ORGANIZACIÓN DE LOS POBRES DESDE NUESTRA FE CRISTIANA La población más pobre, los tra- bajadores asalariados y los que se ganan la vida en los corredores 66 EN LA BRECHA

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