ÉXODO 153

Pasaron varias décadas de aque- lla experiencia carcelaria y Mar- garita Navarro sigue en su com- promiso en la Iglesia y su com- promiso con la organización po- pular. “No son dos compromisos distintos –dice– es uno solo, y “A mí me gusta formar parte de las organizaciones populares, especialmente si en ellas se va- lora la experiencia y la fuerza de las mujeres, porque de esa manera puedo vivir mi fe inserta en la lucha por transformar la realidad, que es parte de la evangelización”. Si damos por supuesto que te- nemos fe, pero no la alimenta- mos, terminaremos diciendo que creemos en Dios y seguiremos estando en la Iglesia, pero en los hechos estaremos sin Dios y actuando a espaldas de la Iglesia que nació del Evangelio de Je- sucristo”. La creyente Margarita Navarro se apresta a reconocer: “He co- nocido a personas no creyentes que han dado muestras de amor y de entrega mucho mayores que muchos dirigentes que se dicen creyentes”. Margarita sabe lo que dice: “Para mí, no es lo que uno confiesa que es lo que acredita si lleva o no lleva a Dios en su vida. Es su testimonio el amor que transparente. Yo he conocido a personas no creyen- tes que sin llevar a Dios en su boca, Dios habla en ellas, porque en ellos Dios actúa”. Cuando la fe o una ideología po- lítica no están mediadas por un amor auténtico encarnado en quienes sufren las consecuencias de la injusticia, ambas se convier- ten en instrumentos al servicio de intereses alejados de las au- ténticas luchas liberadoras. 3. EL HUMANISMO: PUENTE ENTRE LOS CREYENTES Y LOS INCREYENTES La honestidad y la mística harán que tanto la persona creyente co- 2. CUANDO LOS FUNDAMENTALISMOS SE ENCUENTRAN Muchas personas y organizacio- nes comprometen su vida e im- pulsan sus luchas y acciones a partir del desarrollo de sus ideas y la experiencia apunta a que la fe suele ser vista en estas esferas de luchas populares como un dato marginal o como una expresión de atraso ideológico y político. Pero, así, como en un creyente cristiano el peligro del fundamen- talismo crece en la medida en que pierde la dimensión histórica de la lucha por dar demasiado peso a “lo que dicen las escrituras”, un dirigente popular de esta corrien- te de izquierda puede caer en el peligro de endiosar una teoría po- lítica o elevar a categorías divinas e infalibles a los teóricos de las ciencias sociales y políticas. La experiencia nos advierte que una fe que no esté mediada por la realidad histórica puede con- vertir a quien la practica en un fanático religioso, tiende a mani- pular los datos de la realidad para fundamentar lo que dicen los tex- tos religiosos, es decir, los diri- gentes o animadores de la fe rom- pen con la mística y la ética y acaban siendo corruptos. En esta manipulación de la realidad, en el caso hondureño, coinciden tan- to sectas evangélicas de corte neo pentecostales, como diversos sectores de la Iglesia católica, con frecuencia promovidos y respal- dados por estructuras jerárquicas. 65

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