ÉXODO 153

servadores y defensores de su “status quo”, apegados a sus pri- vilegios y dignidades, que buscan su reconocimiento como legitimas autoridades. Ellos controlan la “conferencia” e imponen sus cri- terios a la hora de tomar decisio- nes, aunque no todos piensan igual, sobre todo a nivel político. Hacen ver como bloque que todos apoyan a los partidos de oposi- ción y rechazan al gobierno legí- timo y constitucional de Venezue- la, tomando una posición radical con posturas críticas parcializa- das; todo lo ven mal y nunca re- conocen nada bueno de lo que el actual gobierno venezolano ha realizado en favor de los más po- bres a nivel de educación, salud, cultura, etc., como son las Misio- nes Sociales que han beneficiado a millones de pobres y desampa- rados en nuestro país. Algunos presbíteros y diáconos respaldan esta posición, pero otros son crí- D ESDE antes del triunfo de la Revolución Bolivariana, en Venezuela han existido dos concepciones del vocablo “Iglesia”. Uno referente a la “Igle- sia institución o jerárquica”, for- mada por la conferencia episcopal (obispos, presbíteros y diáconos); es decir, la “iglesia clerical”; y otro que se define como la “Iglesia Pueblo de Dios Organizado”, que está formada por la Iglesia de la Base (Comunidades Eclesiales de Base}, vicaría de los sectores po- pulares (presididas por hermanas religiosas vicarias) y laicos com- prometidos en diversos grupos de apostolado (Legión de María, Cursillistas, Carismáticos, catecú- menos, etc.). LA IGLESIA QUE ESTÁ EN LA JERARQUÍA Dentro de la Iglesia “jerárquica” hay algunos obispos que son con- ticos de esta postura, reconocien- do los logros de la Revolución y apoyándolos en todas las áreas donde a los pobres se les ha dig- nificado y también señalando los errores cometidos en la distribu- ción de las riquezas en el área económica, denunciando la co- rrupción de algunos mandatarios mal llamados “revolucionarios” que no sirven al pueblo sino que se sirven de él para su propio be- neficio. LA IGLESIA QUE ESTÁ EN EL PUEBLO A la “lglesia de la Base” se la ha tratado de marginar o manipular, sobre todo a las Comunidades Eclesiales de Base, que en la ma- yoría de las parroquias se las re- chaza y no se les atiende debida- mente, teniendo que organizarse en las “zonas marginales” (subur- bios de las grandes capitales). Tie- 62 EN LA BRECHA Pablo Urquiaga Párroco servidor de la iglesia de la Resurrección Caricuao, Caracas, Venezuela La iglesia y su incidencia en la Venezuela de hoy

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