ÉXODO 153

Menchú, Tania Ávila, Vicenta Mamani, Enrique Jordá,..). En síntesis, se está pasando del entu- siasmo profético y liberador del Éxodo a la dura situación del pueblo de Israel en el Exilio: tiempo de gracia, de con- versión y de espiritualidad, de reafir- mación de la fe y fortalecimiento del sentido comunitario, de apertura a cul- turas y religiones extranjeras. En el con- texto del Exilio y del post- Exilio surgen los cánticos del Siervo de Yahvé, la fe en el Dios creador del cielo y la tierra, los libros sapienciales, el protagonismo de las mujeres, la apertura a la dimen- sión erótica del amor, las primeras re- flexiones sobre el sufrimiento, el mal y la muerte. Mirando al futuro, la Tdl tiene que res- ponder a nuevos interrogantes: ¿cómo explicar la crisis de las izquierdas y el actual giro hacia las derechas eclesiales y políticas? ¿A qué se debe, la escasa participación de jóvenes en congresos y reuniones sobre Tdl? ¿Es que la Tdl es propiedad de los viejos “dinosaurios” teológicos? ¿Qué pasa con las comuni- dades de base, en franca decadencia? ¿Cómo responder a los grupos de reno- vación carismática católica y movimien- tos pentecostales y neo-pentecostales? ¿Se ha reflexionado sobre el impacto de la modernidad secular y la postmoder- nidad en los jóvenes, sobre la religiosidad popular, sobre la fe vacilante del pueblo y el creciente agnosticismo? ¿Se puede seguir pensando que América Latina es la reserva espiritual de la Iglesia católica, una especie de Amazonía espiritual? Lo importante no es la teología de la li- beración sino la salvación y liberación del pueblo. La Tdl que ha cumplido una función profética en estos 50 años, ahora se abre a nuevos actores, a nuevos con- textos y a nuevos horizontes. Quizás le tocará un rol más humilde, como el del terrón de azúcar que una vez ha azuca- rado gran parte de la taza de café, se diluye y desaparece. En realidad, siempre la Tdl ha sido una minoría abrahámica y nazarena dentro de la misma Iglesia, mu- chas facultades de teología actuales se inspiran más en la teología europea y noratlántica que en la Tdl latinoameri- cana, aunque la Tdl sigue animando a grupos muy concretos como Amerindia, la CLAR, las CEBs, etc. Estamos ante un cambio de época, ante un nuevo tiempo axial. Es tiempo de bús- queda honesta, de discernir los signos de los tiempos, de no perder la memoria del pasado sin mirar siempre atrás a los 50 años ya recorridos. Corresponderá a la nueva generación de teólogos y teólogas, sobre todo jóvenes, laicos, mujeres, indígenas y afros, no re- petir lo dicho, sino abrirse a la novedad del futuro, en colaboración con otros y otras, con otras Iglesias, con las religiones y culturas, con la sociedad. Quizás no les toque ser fulgurantes lumbreras sino multitud de pequeñas luces que iluminan la oscuridad de un camino nocturno. En esta tarea no estamos solos, confia- mos en la fuerza del Espíritu de Jesús, presente en la Iglesia y en toda la histo- ria, que muchas veces, como el viento, no sabemos ni de dónde viene ni adónde va (Jn 3,8). 53

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