ÉXODO 153

51 Es una teología menos dialéctica e ide- ológica que la clásica Tdl, más simbólica, popular, religiosa, incluso más femenina. III. UN AUTOEXAMEN CRÍTICO Desde algunos años han surgido voces críticas dentro de la Tdl que en un sin- cero examen de conciencia se preguntan si esta teología no ha sido demasiado ingenua y optimista acerca del cambio social, demasiado utópica y poco realista, un tanto milenarista, excesivamente pa- ternalista, “voz de los sin voz”, con una visión demasiado ideologizada de la re- alidad, muy crítica con sus opositores como si gozase de infalibilidad. Un texto de Carlos Cabarrús lo formula lúcidamente: ”A los que vivimos en estas latitudes (de América Latina), en épocas no muy remotas, se nos han caído mu- chos sueños: se nos han muerto pro- yectos, se nos han venido abajo ide- alizaciones, se ha perdido mucha gente -y de las más valiosas- en aras de to- das estas utopías que quisimos reali- zar. Nos equivocamos en muchos aná- lisis que creíamos correctos. Hay que reconocer que eran cerrados, muchas veces apoyados no en datos científicos sino en simples anhelos. Satanizamos en muchas ocasiones a los que “no estaban con nosotros”; de alguna ma- nera también idealizamos al pueblo, lo ideologizamos, sacamos a los (las) pecadores(as) de ser también princi- pales destinatarios del mensaje de Je- sús y del Reino. Todo esto nos hizo generar una espi- ritualidad concentrada únicamente en eso: cambiar estructuras, pero descui- dando el trabajo personal complicado de la transformación del corazón hu- mano. De alguna manera revivimos un cierto pelagianismo: conquistábamos todo con la voluntad, con la organiza- ción, con la fuerza. No conocimos es- pacios autónomos entre la fe y la jus- ticia, vivimos la aparente síntesis entre estos dos elementos como algo que se conquistaba, no como algo que se recibe y se celebra. Olvidamos en todo esto la fiesta, la alegría, el saber des- cansar. Generamos un talante de es- partanos que tendía a quemarnos; no le dimos espacio a la oración personal y seria. Olvidamos la práctica del dis- cernimiento; no aprendimos a traba- jarnos a nivel personal, no nos dimos a la tarea de vivir en caravana. No hi- cimos siempre un ejercicio de descubrir falacias y mentiras” 4 . Ha surgido también una fuerte crítica de parte de las mujeres al constatar que 4 C.Cabarrús, Cuadernos de Bitácora para acompañantes caminantes, DDB, Bilbao, 3ª ed 2001, p 21 bergoglio hereda la tradición teológica latinoamericana de la rama de la teología de la liberación argentina

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