ÉXODO 153

mido de América Latina, que lucha por un cambio social, porque cree que otro mundo es posible, un mundo libre de es- tructuras injustas y dependientes. Permanece la dimensión espiritual del encuentro con Cristo en el pobre (Mt 25) y la exigencia de un quehacer teo- lógico que no reduce la salvación a lo socio-económico y político pero afirma que la salvación es histórica y acontece a través de mediaciones históricas libe- radoras. En este sentido, la Tdl es espi- ritual y un acto segundo, pero sin que se sustituya a Cristo por el pobre. Permanece el carácter de una teología no parcial, ni de genitivo, que no se re- duce a una moral política o a la Doctrina social de la Iglesia, sino que es una vi- sión global de la fe cristiana desde otro lugar teológico, desde los pobres, orien- tada a la praxis liberadora, una teología que abarca desde la Trinidad a la esca- tología. Permanece una teología que parte de un pueblo que es a la vez pobre y con raíces profundamente religiosas y cris- tianas, muy diferente del mundo occi- dental desarrollado y secularizado. Permanece la metodología de partir de la realidad para reflexionar sobre ella a la luz de la fe y promover un compromiso liberador ver, juzgar, actuar Permanece el recurso socio-analítico a las ciencias sociales, no como motor de esta teología, sino como un instrumento de mediación que se debe usar con dis- cernimiento crítico y a la luz del evan- gelio, sin sacralizarlo ni demonizarlo, co- mo Santo Tomás utilizó la filosofía aristotélica. Permanece el paradigma del Éxodo: un pueblo esclavizado y oprimido que busca su liberación de la dependencia y de la esclavitud. Permanece la actitud profética de de- nuncia de las estructuras injustas que oprimen al pueblo pobre y sencillo Permanecen las dos líneas evangélicas que animan esta teología, el seguimiento del Jesús histórico en su proyecto del Reino y la opción por los pobres Permanece el deseo de una eclesiología desde abajo, desde las comunidades de base, verdadera eclesiogénesis en una reinterpretación radical del poder y del ministerio en la Iglesia, en relación con el Reino y el mundo Permanece el singular testimonio de los obispos que han sido verdaderos Santos Padres de la Iglesia de los pobres como Helder Cámara, Manuel Larraín, Aloysius Lorscheider, Oscar Romero, Pedro Ca- saldáliga, Samuel Ruiz, Leónidas Proaño, Eduardo Pironio, Jorge Manrique, Juan Landázuri, Luciano Almeida, Enrique An- gelleli, Sergio Méndez Arceo, José Dam- mert, Juan Gerardi, Enrique Alvear, Raúl Silva Henríquez, Ramón Bogarín, Jorge Nóvak, Jaime de Nevares, etc. 48 A FONDO después de 50 años, permanece unmodo nuevo de hacer teología post-colonial, del sur

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