ÉXODO 153

contexto no siempre favorable al diá- logo. Por un buen tiempo, el catolicismo fue la expresión cristiana dominante en la colonia, sin embargo, como se ha in- dicado, más adelante el cristianismo protestante histórico se hizo presente en la región. Así, buena parte de la di- versidad de expresiones de ese pro- testantismo histórico o tradicional se hizo y está presente con mayor o me- nor fortaleza en la mayoría de los pa- íses de América. En la actualidad, de un tiempo a esta parte, y como es co- nocido, una novedad importante ocu- rrida al respecto es el crecimiento de los llamados “nuevos movimientos re- ligiosos” y, por su vía, la impactante nueva presencia evangélica en la ma- yoría de los países latinoamericanos y caribeños que no discutiremos en esta ocasión. Así, hoy nos encontramos con una di- versidad importante en el mundo re- ligioso protestante, tanto del tradicional como del nuevo, en la mayoría de los países Latinoamericanos. La valoración de este fenómeno es diversa y va des- de la afirmación de que el mismo es producto del crecimiento y empuje del nuevo protestantismo hasta su consi- deración como propiciado por intereses políticos foráneos. Pero, lo cierto es que de más en más asistimos a un crecimiento importante de lo que algunos denominan el “nuevo protestantismo” en La- tinoamérica. Mientras tanto, el mundo católico y el protestantismo tradicional en menor medida, también han generado novedades importantes. Desde el punto de vista del mundo católico esta novedad, desde hace ya un buen tiempo, se expresó y se expresa, como hemos indicado antes, en la llamada “Opción por lo pobres” y su con- creción en lo que se ha conocido como Iglesia de los pobres, que tiene en las Comunidades Eclesiales de Base, CEBs, su concreción más relevante. Estas cre- cieron de manera importante en las últimas décadas, sobre todo en América Latina. Este proceso ha sido acompañado con una importante presencia de agentes pastorales (sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos) en el mundo de los sectores populares del campo y la ciudad como concreción de su opción por los pobres. Es que, como ha sido ampliamente establecido…” En los pueblos de América Latina, los procesos de toma de conciencia generalizada de la injusticia, depen- dencia, miseria y opresión, hacían imposible no es- cuchar el clamor de los millones de empobrecidos que irrumpían en la sociedad y en la Iglesia recla- mando salir de su “estado de malvivir”. Este era el segundo factor que haría que los puntos luminosos del Concilio Vaticano II iluminaran en Medellín la irrup- ción histórica de los pobres como apremio del Espíritu a las iglesias del continente. Ir al “mundo humano”, en esos pueblos, a evangelizarlo con el Espíritu de Jesús, era entrar en el submundo de las mayorías y Punto de mira 15

RkJQdWJsaXNoZXIy ODE4NjI=