ÉXODO 145

66 MANIFIESTOS Ellos son el compromiso a pie de obra que acoge y trata de fa- cilitar el acceso a la escolarización, a un techo, a un trabajo, a la he- rramienta de la lengua y a otras formas de incorporación social. Su compromiso nos indica el ca- mino por el que debería transitar una sociedad civil movilizada a fin de obtener el reconocimiento de los derechos básicos de las per- sonas migrantes y superar de ese modo el círculo del voluntarismo, de la caridad y de la compasión. Porque es preciso reclamar una política migratoria más flexible para obtener visado de residencia y trabajo, siquiera dentro de un plazo prudencial. Ellos son los testigos , si se quiere profetas, que denuncian las devoluciones en caliente, las detenciones indiscriminadas, la re- presión en la frontera sur. Ellos reclaman de las administraciones el cumplimiento de sus responsa- bilidades y sus obligaciones, entre ellas el acuerdo sobre el cupo y el cambio de funciones del Fron- tex. Ellos inculpan la Ley de Ex- tranjería exigiendo que responda, por estricta justicia, a las deman- das de “papeles”, de vivienda y de trabajo. Evidencian la explota- ción de los migrantes, de las es- clavizadas entre fresas… Exigen el cierre de los CIE, esos lugares opacos de sufrimiento inútil, por su déficit humanitario, democrá- tico y jurídico, en los que las ONGs amortiguan la vulnerabilidad de las personas internadas previnien- do la violación de sus derechos y tratando de corregir las deficien- en el encuentro con ellas o cuando sencillamente las miras a los ojos. Es lo que hacen las voluntarias y los voluntarios, las comunidades, los pueblos y las organizaciones que están en primera línea de las fronteras sólidas o líquidas soco- rriendo, rescatando, salvando, aco- giendo dignamente luego, acom- pañando después. Ellos son los ojos que nos ayu- dan a educar nuestra mirada. Ven personas. Prójimos. Dan visibilidad a seres humanos en diáspora. Per- ciben su ejemplar capacidad de re- sistir, su ejercida dignidad, sus sue- ños de libertad, su solidaridad en situaciones límite. También su pa- voroso infierno. Las perciben en directo una a una sin necesidad de estereotipos ni categorías exclu- yentes. Y con eso está ya casi todo dicho. Ven que las fronteras se han convertido en espacios-de-no-de- rechos donde el control vale más que la vida, con riesgo añadido pa- ra la infancia y para las mujeres que se ven obligadas a poner el di- nero y el cuerpo. Ellos son la piedad en acción para con las familias de los muer- tos y desaparecidos en ese cemen- terio atroz del Mare Nostrum, alen- tando su acceso a la verdad, a la justicia y a la reparación, colabo- rando con las organizaciones de las comunidades migrantes que se enfrentan al poder de las organi- zaciones criminales necesarias para el cruce. cias, y piden que se cambien por Centros Abiertos de estancia tem- poral, en los que se dé orientación sobre el marco jurídico de extran- jería a la vez que se proporcionan las primeras herramientas para la integración social. Ellos son los que solicitan que se establezcan rutas seguras con los demás paí- ses europeos, acompañadas de medidas concretas y urgentes de acceso legal. Ellos son el testimonio de cómo deberían asumirse ciertas respon- sabilidad para ser coherentes con principios, valores o intuiciones mo- rales, y de este modo responder ante la propia conciencia, ante los demás o ante el Dios que juzga se- gún la norma “porque fui forastero y me hospedaste”. Ellos son la memoria que alerta de que emigrantes y exiliados los españoles fuimos, de que las iden- tidades se van transformando, que las migraciones conforman flujos cíclicos que no van a detenerse, que vamos hacia la policromía so- cial y cultural, y que resulta pre- ferible prepararse, sensibilizarnos y educarnos para ello a confiar ciegamente en las leyes del mer- cado. Ellos son la esperanza de que la tierra prometida se alcanza tra- bajando por otro mundo posible más mestizo. Nos queda la palabra y la pro- ximidad: manifiesto de Éxodo .

RkJQdWJsaXNoZXIy ODE4NjI=