ÉXODO 135

E U n titular tan sorprendente como importante ha saltado a los periódicos estos días: la popularidad de la canciller alemana Ángela Merkel cae en picado debi- do a la temible presencia del terro- rismo en nuestra Europa, al mismo tiempo que la incómoda presencia de numerosos refugiados que hu- yen del mismo infierno del terror y la guerra… Parece que la población no soporta tanta generosidad de la canciller, y por eso crece como la espuma la popularidad de su ac- tual contrincante, jefe del partido bávaro social cristiano, contrario al asilo… Decisiva noticia, que, sin embargo, ha podido pasar desapercibida bajo la bruma del verano. Lamentable noticia, escandalosa incluso para una Europa que no hace más que unos años reivindicaba con talante fundamentalista sus raíces cristia- nas frente a los que, con mirada más amplia, apuntaban también a otras fuentes, laicas o religiosas, de su inspiración… Posiblemente los que entonces vociferaban son los mismos (o sus seguidores) que aho- ra se rompen las vestiduras ante la salida de la Unión Europea por parte de los británicos, que, por supuesto, tampoco es que haya respondido a un arrebato de solidaridad… El Brexit ha respondido, más bien, a la profunda crisis interna de la propia Unión, a la profunda ambi- güedad en la constitución europea y a sus correspondientes políticas injustas y carentes de toda inspi- ración humanista y cristiana, como denunció en su momento, lúcida y valientemente, el entonces minis- tro de finanzas griego, Yanis Va- roufakis, como lo hace de nuevo en este mismo número de nuestra revista ÉXODO, en la entrevista que amable y generosamente nos ha concedido. EDITORIAL Brexit, más allá de Europa La respuesta razonable y cohe- rente al Brexit no puede ser “más de lo mismo”, más dosis de egoís- mo e insolidaridad, de rechazo de “los otros”, más políticas de aus- teridad que se ceban en los miem- bros más débiles hasta la asfixia… La respuesta razonable, coheren- te y necesaria es “otra Europa”, un ÉXODO hacia otra Europa más justa, más democrática, más hu- mana… Esta es la apuesta de nuestra re- vista en este número, en el que se trazan algunas de las líneas que habría de recorrer con lucidez y valentía. No lo exigen fuerzas ex- trañas, sospechosamente desinte- gradoras, tendenciosamente deno- minadas antisistema, sino los principios más genuinos y propios del proyecto originario de Europa, por lo menos de lo más utópico y salvable del mismo. “¡Otra Europa es posible! ¡Otra Europa es nece- saria!”

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