ÉXODO 125

E D esde hace tiempo ya no existe un refe- rente único cuando hablamos cotidiana- mente de la familia: dos o más personas que conviven teniendo o no reconocido ese vínculo. ¿Se trata de un reconocimiento civil y religioso o de sólo uno de ellos o de ninguno? ¿Lo buscan las personas implicadas o pasan del mismo? Por ello las ciencias sociales vie- nen planteando que el propio concepto de fa- milia se encuentra en busca de definición. Estos cambios producidos en las modalidades de convivencia interpelan a los resortes edu- cativos para la socialización de los niños, a la normatividad jurídica entre personas convi- vientes y su regulación y a las concepciones éticas de las relaciones entre personas en la sociedad. Entre los creyentes, particularmen- te los cristianos, la interpelación llega hasta la interpretación misma del Evangelio. En ÉXODO nos preguntamos por estas repercu- siones en España hoy y pretendemos aportar algunas reflexiones y experiencias desde los propios protagonistas. En el lugar de la Entrevista habitual de la re- vista, en esta ocasión aparecen cuatro voces que nos permiten asomarnos a cuatro situa- ciones de convivencia muy distintas: pareja tradicional prolífica en hijos y nietos, próxima a las bodas de oro, en comunidad cristiana de base; familia homoparental de dos mujeres con hijo; pareja de personas gays y cristianas que buscan puentes entre ambas orillas; y pa- reja de convivencia con hijo común que no busca ningún tipo de reconocimiento externo. El próximo mes de octubre de 2014 tendrá lu- gar en Roma el sínodo de los obispos en don- de se pondrán sobre la mesa las preocupacio- nes de miles de católicas expresadas a través del Instrumentum laboris, entre las que se re- cogen sus opiniones sobre distintos tipos de familia. Los resultados están en consonancia con los de otros miles de ciudadanos sin vin- culación religiosa con quienes deben construir conjuntamente modelos de convivencia plura- les y sus regulaciones colectivas. Y, en parti- cular, ¿están en consonancia con lo que los miembros del sínodo vienen proclamando co- mo modelo único normativo para sus fieles? Es más, también nos preguntamos si hay en el Evangelio alguna aportación específica pa- ra un modelo de familia. Quizá en pocos temas como este se hace ne- cesaria la apertura y escucha atenta a los di- versos planteamientos, así como la reflexión sobre la propia situación. Aprender a convivir lo exige. EDITORIAL

RkJQdWJsaXNoZXIy ODE4NjI=